martes, 12 de mayo de 2009

EDITORIAL




CIEN DIAS



Este es el tiempo que, protocolariamente, se concede todos los dirigentes para que se les vea venir, que los ciudadanos sepamos cúales van a ser sus comportamientos y su forma de actuar.

Hace ya cien días, debido a lo mal que lo había hecho su antecesor y, principalmente, a la situación de crisis que vivimos actualmente en todo el mundo, se nos presentó a Barack Obama como el salvador, el nuevo Mesías, que todo lo iba a cambiar en el planeta y esto llegaría a ser mejor que el Mundo Feliz de Aldous Huxley.

No seré yo quien desconfíe de las bondades de nuestro protagonista, pero hasta el momento sólo se le han visto bastantes detalles retóricos, infinidad de promesas, muchos viajes por Europa e Iberoamérica exhibiendo su espectáculo de cambio y pocas, muy pocas, tomas de decisiones realmente importantes para salvar el mundo.

Mejora de las relaciones con Cuba, apoyo a la investigación con células madre, riña a los dirigentes de las entidades financieras, en fin... mucho talante. ¿Pero es esto suficiente?. ¿Cuánto tiempo tendremos que esperar para ver otro tipo de actuaciones?. ¿Otros cien días?.

No sería bueno que Mr. Obama actuara, desde el punto vista económico, como ya lo hizo el Presidente Hoover, que le tocó lidiar con la Gran Depresión de 1929 y no supo atajarla por que la consideró algo pasajero, lo que evidentemente le supuso perder las siguientes elecciones.

Por cierto, cien días lleva la policía buscando el cuerpo de Marta del Castillo y da la sensación de que no tienen ni idea de por donde seguir. Un popular refrán dice que «la policía no es tonta»; pero, ¿Tan listos son estos tíos, que (aún supuestamente) han cometido este brutal crimen y no hay manera de desenmarañarlo?. ¡Pongan toda la carne en asador! .

Café para todos.

Cucharada y paso atrás

LEX AQUILIA

Uno que ya ha rebasado la barrera de la cincuentena y que por lo tanto no se considera una victima de la Logse ni disposiciones posteriores, no deja de asombrarse y sonrojarse con la proliferación de agresiones físicas y verbales además de otras lindezas que, cada vez con mayor frecuencia, padecen médicos, maestros y funcionarios en general, en principio por el simple hecho de hacer su trabajo y algunos incluso por gustarles.
Como en otros aspectos de la vida, estoy convencido que tanta permisividad y no atajar en su momento la incipiente agresividad de algunos comportamientos, nos ha llevado a una situación que, cuanto más tardemos, más difícil será de controlar.
Recuerdo que en mis tiempos mozos, mi maestro era simplemente eso: mi maestro. Una figura reverenciada y respetada a la que se le presuponía la autoridad suficiente como para que mi padre le encomendara mi formación y algo de mi educación, el resto ya me lo suministraba él en casa. Y hay de mí si se me ocurría contar algún correctivo de los que me ponía mi buen Don Armando por mi tendencia natural al gamberreo, mi padre, en automático y sin derecho a apelación, me colocaba otro.
De este decorado, hemos pasado al polo opuesto sin detenernos en una estación intermedia que la prudencia, la mesura y, sobre todo, la salud de nuestra sociedad recomendaría.
En estos tiempos modernos, algunos padres de un monstruito de poco más de tres palmos, no solo se consideran (haciendo alarde del conocimiento justo para pasar el día) con el derecho de cuestionar la aptitud pedagógica de un profesor, sino que enseñan a su cachorro que debe tenerle el mismo respeto que a los botes que patea camino del colegio. Dios nos libre si, además, resulta elegido miembro del consejo escolar algún iluminao que aspire a pasar a los anales del centro como el Guerrero del antifaz o lo que es peor La Masa. Ese sí que, a la luz de su misión celestial y Erga omnes, arremeterá contra todo el estamento educativo, las administraciones públicas e incluso el conserje.
Y que decirles del personal sanitario, además de todo lo anteriormente expuesto y las especiales circunstancias de su trabajo, deben padecer el acoso del Doctor Internet, herramienta mediante la cual cualquier descerebrado con ADSL se puede construir un diagnostico alternativo que ponga en solfa los conocimientos de diez años de carrera más lo que cuelga.
Tres siglos antes de Cristo, ya la « Lex Aquilia» contemplaba el resarcimiento de los daños producidos por culpa o negligencia, incluso nuestro vilipendiado código civil lo recoge y desarrolla. Así pues es de justicia que, dos mil trescientos años después, nos pongamos manos a la obra para evitar esta ignominia. La potestad es de nuestros representantes, la autoridad debe ser nuestra y es, sobre todo, de los miles de profesionales cabales que, además de un empleo, tienen una profesión.

Claudio

El paro sigue creciendo y hace que Navalmoral supere la barrera de los 2.200 desempleados

Las comarcas Campo Arañuelo, La Vera, Jara e Ibores rozan los 8.000 demandantes

La cifra de paro continua creciendo y alcanzando máximos históricos a nivel nacional, algo que también está ocurriendo en la mayoría de municipios de la zona. Este es el caso de Navalmoral de la Mata, que en el mes de marzo (última estadística de la que dispone el Inem) superó las 2.200 que buscan empleo.

Para el mismo organismo la cifra oficial de parados se sitúa en 1.619, a los que hay que sumar los demandantes de empleo inscritos en el régimen especial agrario que como continúan cotizando a la Seguridad Social no forman parte de esta estadística, a pesar de su elevado número (en torno a los 600).


No obstante y al margen de estas consideraciones, lo cierto es que más de 2.200 personas se encuentran actualmente sin empleo, buscando un nuevo trabajo. La mayor tasa de paro la registran las mujeres con edades comprendidas entre los 25 y los 44 años (462 paradas), seguidas de los hombres situados en la misma franja de edad con 328, mujeres mayores de 45 años con 301 y hombres que también han superado los 45 con 224.


Por sectores el de servicios suma 764 inscritos, la construcción 288, industria 258, agricultura 135 y sin empleo anterior 174. Sin embargo en lo que a contrataciones se refiere, el sector servicios registró la cifra más elevada, con 174, seguido de lejos por la construcción, industria y agricultura, con 32, 31 y 13 respectivamente.



Raras excepciones


Volviendo con el desempleo, en algunos casos se trata de demandantes que han agotado sus prestaciones, por lo que su situación se hace especialmente delicada. Salvo contadas excepciones (como es el caso de Romangordo con más de 200 habitantes y solo cuatro parados, o Higuera de Albalat, con 104 y un demandante), la cifra ha crecido de forma alarmante. En las comarcas de la Jara, Ibores, La Vera y Campo Arañuelo el número de parados roza los 5.500, a los que habría que sumar los consabidos inscritos en el régimen agrario, a buen seguro llegando a superar los 8.000 demandantes.


No obstante desde el Servicio Extremeño Público de Empleo (Sexpe) se aclara que la cifra debería bajar en estas semanas, pues se están iniciando las campañas del campo, como es el tabaco y el espárrago, entre otras.


Efecto llamada




Por otro lado el crecimiento del paro está provocando un efecto llamada en algunas convocatorias, que años atrás no registraban tanta demanda. Este es el caso de la Central Nuclear de Almaraz, que ha recibido más de 1.700 solicitudes para trabajar en la recarga recientemente iniciada (lo habitual eran unas 700) y las 18 contrataciones que realizará el Ayuntamiento de Navalmoral con cargo al Fondo Regional de Cooperación Municipal, a las que se han presentado 557 instancias, 31 por cada puesto.


Parados por municipios (Datos registrados en Marzo en el INEM, sin incluir los demandantes agrícolas)

Aldeanueva de la Vera: 126

Almaraz: 152

Arroyomolinos de la Vera: 31

Belvís de Monroy: 54

Berrocalejo: 7

Bohonal de Ibor: 37

Carrascalejo: 17

Casas de Miravete: 15

Casatejada: 150

Castañar de Ibor: 100

Collado: 6

Cuacos de Yuste: 85

El Gordo: 49

Fresnedoso de Ibor: 31

Garganta la Olla: 74

Gargüera: 7

Garvín: 15

Guijo de Santa Bárbara: 35

Higuera de Albalat: 1

Jaraíz de la Vera: 540

Jarandilla: 193

Losar: 145

Madrigal: 158

Majadas de Tiétar: 98

Mesas de Ibor: 21

Millanes: 21

Navalmoral de la Mata: 1.619

Navalvillar de Ibor: 48

Navezuelas: 43

Pasarón de la Vera: 48

Peraleda de la Mata: 118

Peraleda de San Román: 17

Piornal: 70

Robledillo de la Vera: 21

Robledollano: 25

Romangordo: 4

Rosalejo: 111

Saucedilla: 77

Serrejón: 32

Talaveruela de la Vera: 22

Talayuela: 630

Tejeda: 56

Toril: 10

Torremenga: 52

Valdecañas de Tajo: 7

Valdehúncar: 14

Valdelacasa de Tajo: 22

Valverde de la Vera: 44

Viandar: 13

Villanueva: 160

Villar del Pedroso: 27

Total de la provincia: 35.906


Castigo y pena




El Código Penal es una Constitución negativa. Sus mandatos son de prohibición y la quiebra de sus normas se castiga privando de libertad al condenado. Sin duda se trata de una potente herramienta política, y es el legislador ordinario el que decide qué hechos deben reprocharse -y hasta qué medida cabe el reproche- aplicando este gris código, y cuáles no.

Desde hace décadas las sociedades más civilizadas pugnan denodadamente para confinar la elevada mortandad con la que Las Tres Ces (cáncer, corazón y carretera), se enseñorean diariamente, arrostrándonos las debilidades que nos caracterizan como pueblo opulento. Ese funesto indicador, esa lúgubre tasa, señala que nuestra sociedad no está sana. Es un aviso. Otro más.

El primer fin de semana de este mes florido, la carretera dejó una trágica efeméride. A la altura del kilómetro 3 de la carretera de Valdehúncar, uno de nuestros vecinos fue atropellado. Ese preciso punto de la calzada mostrará, hasta deslavazarse por el paso del tiempo, una gran amapola, cuyo color se amortiguará mientras que el dolor perdurará siempre. Porque se producirá la más asombrosa de las paradojas: ya no seguirá entre nosotros y, sin embargo, no dejará de estar siempre en todos los suyos, y junto a quienes le conocían. Y esto es así porque la pérdida de un ser querido hace que sintamos un vacío en nosotros que no puede ser restituido, ni reparado, ni colmado, ni ocupado por otro. Ni por otro, ni por nadie. Es una parte de nosotros. Por eso, con él nos vamos y con nosotros queda.

Pero ante la sensación de vacío y náusea, ningún consuelo ofrece la ley humana. Es imperfecta, pues aunque se duplicaran las penas de hasta cuatro años de prisión que pueden imponerse por dejar de socorrer a quien lesionaste en un accidente y fueran cumulativas a los otros cuatro a los que puede ser condenado por homicidio con imprudencia; jamás consolará la pena que asola a la familia.

Porque ya nada cambiará los hechos.

La tragedia griega, esa que cantaron los vates sobre la vida y muerte de los hombres, enseñaba ya de antiguo la existencia de ese enorme vacío. También de los férreos lazos que se anudan invisibles a lugares y ata a las personas desde entonces, anudadas por una pesada pena. Esta amapola no debiera haber florecido nunca.


por JAV

Consternación por el atropello mortal de un vecino en la carretera de Valdehúncar

El autor se dio a la fuga en un primer momento, entregándose ocho horas después


Un vecino de Navalmoral de 46 años de edad perdió la vida a primera hora de la mañana del domingo 3 de mayo. El hombre, que se encontraba practicando deporte en la carretera de Valdehúncar, fue atropellado a la altura del kilómetro 3. Quedó tendido en la cuneta hasta que cerca de media hora más tarde encontraron su cuerpo otros vecinos que circulaban por el mismo lugar. Entretanto el conductor del vehículo, otro vecino del mismo municipio, huía y escondía el vehículo implicado en el fatal siniestro.

Según fuentes policiales el atropello tuvo lugar minutos después de las siete de la mañana. Minutos después de tener constancia de lo sucedido, Policía Local y Guardia Civil iniciaron un amplio despliegue para conocer la identidad del autor. Durante varias horas agentes de la Benemérita permanecieron en el lugar recogiendo pruebas que pudieran dar indicios sobre el tipo de vehículo. A primera hora de la tarde del mismo día las pesquisas y el estrechamiento del cerco policial dieron sus frutos, personándose un vecino de Navalmoral de unos 30 años de edad en el cuartel. Las mismas fuentes informaron que reconoció haber atropellado «algo» en la misma vía, quedando detenido como presunto autor del atropello y omisión de socorro y pasando a disposición judicial. Habían transcurrido varias horas desde el suceso. Minutos después la Guardia Civil encontraba el vehículo implicado, escondido en un la vecina población de Valdehúncar. Presentaba desperfectos en el capó, parachoques y cristales, así como restos de sangre. No obstante la juez encargada del caso decretó el secreto de sumario tras tomar declaración al detenido.

La noticia causó la lógica consternación en el municipio, pues se trataba de una persona muy conocida. Estaba casado y tenía tres hijos. Familiares y numerosos amigos y vecinos asistieron al funeral, celebrado en la mañana del lunes ante cientos de personas.


Que situación, que sinvivir

Suena el despertador: las ocho, «venga hijo que hay que ir a la escuela». Desayuno, a ponerse la ropa, bien abrigadito, a la calle y al coche, a su habitáculo inmunizado, insonorizado, «descontaminado», protegido de no sabemos qué..., aislado.

«Desde su pequeño mundo», a través del cristal ve a otros niños. Ríen, juegan, saltan, se empujan, charlan, se agarran; alguno incluso tiene la osadía de pisar algún charco que se encuentra en su camino: «mamá, mamá, por qué esos niños van andando a la escuela, por qué ríen, por qué juegan, por qué se abrazan, por qué se empujan, por qué».

«Pero mamá, ¿es que son niños malos?, ¿es que sus papas nos les quieren y les dejan ir andando al cole para que les pase algo?, ¿es que no deben ir protegidos, escoltados, aislados, y apartados del mundanal ruido como yo?, ¿es que a ellos no les pasa nada por ir andando y a mi si?».

«No te preocupes hijo, ellos no son como tú, son niños como los de antes, con padres como los de antes, con costumbres como las de antes»; «tú no, tú eres especial, tú vienes conmigo, para que yo te proteja, para que yo te cuide, para que yo te controle».

Y llegamos a las inmediaciones, se empiezan a vislumbrar vehículos, muchos vehículos, con muchos niños en su interior, protegidos, guardados… y aglomeraciones, muchas aglomeraciones, coches por aquí, coches por allá; encima de la acera, en doble fila, en el paso de peatones, en mitad de la calle (casi llego a contarlos un día: por cada niño un coche, «ole la crisis»). ¿Y los niños?, a quien te refieres, ¿a los de antes?, ¿a los de a pie?, ¡pues como pueden!: sorteando coches, corriendo entre ellos para cruzar, bajándose a la calzada porque la acera esta llena... riendo, jugando, mezclándose, socializándose, comunicándose, viviendo su edad. Los otros, en sus blindados, cerrados, aislados, protegidos, custodiados, amparados, esperando que de la hora para entrar directamente a la clase.

Que descontrol, que situación, «cuidao pa no controlar esto», «ya esta bien» . «¿Pero quien se queja?», dice uno que pasa por allí, «No, no, si el que se está quejando es el que ha venido en coche a traer a su niño, y lo tiene allí, en doble fila, el que menos tenía que hablar».

Porque nos empeñamos en hacer diferentes a nuestros hijos, ¿es que ya no nos acordamos de cuando nosotros lo éramos?; ¿tan mal lo hicieron nuestros padres?, ¿es que ya se están perdiendo todas las buenas costumbres, valores y arraigos que teníamos?.

No os parece que estamos haciendo personas muy dependientes, con falta de autonomía, de confianza en si mismos, sobreprotegidos, sin iniciativa propia, con falta de habilidades sociales tan básicas como la comunicación, la participación, el ser asertivos. Permitámosles que se realicen, que crezcan con sus iguales, que se comuniquen, que empaticen. Que se lleven satisfacciones y fracasos; que tengan ilusiones y frustraciones; que obtengan lo que se merecen y lo que no, no… que vivan la realidad del mundo en el que están. Dejémosles que vayan juntos a la escuela (nosotros podemos ir igual, pero sin pretender ser sus guardaespaldas), dejémosles que disfruten de su infancia, que se empujen, que rían, que se mezclen, que se diviertan, que se agarren, que pisen algún charco, o el carámbano, que... ¡Y dejar los coches en casa coño, que luego nos quejamos de que se anda mal por Navalmoral!

Las personas somos los únicos animales que tenemos la capacidad de comunicarnos, entendernos, discrepar, expresar nuestros sentimientos, ¿Por qué? porque somos seres sociables que necesitamos de los otros para desarrollarnos como personas, si no, pues eso, seriamos animales viviendo en manada sin otro menester.



© capitantrueno